El día que caminé hasta Brooklyn



Hoy ha sido un día espectacular. Eso sí, estoy realmente cansado. He caminado por más de 8 horas, y tan sólo me he detenido dos o tres veces para descansar. Menos mal que cogí los zapatos negros hoy, ya que las Timberland aún están muy nuevas y ayer ya me hicieron rozaduras...

La mañana comenzó muy bien. "Donde fueres haz lo que vieres", dicen, así que lo primero que hice tras salir del hotel fue buscar uno de esos quioscos auténticos en los que la mayoría de trabajadores newyorkinos con prisa se detienen un instante para comprar algo y comérselo "on the way", y lo mejor, por 2 dólares. Yo pedí café, por supuesto, y un croissant. Tenían otras cosas de comer, pero se me parecían más a un almuerzo que a un desayuno... y ya tuve bastante ayer con la bromita del combo nº 1.

Café y croissant en mano me fui a un parque que estaba de camino a mi destino de hoy: Downtown, la zona sur de la isla de Manhattan. Me senté en un banco, junto a otros cuantos madrugadores que compartían intereses culinarios conmigo, y por supuesto, junto a un buen número de ardillas correteando por allí.

Después del desayuno seguí caminando hacia el sur, y ya empecé a notar cómo iba cambiando el aspecto de lo que me rodeaba. Ya no había tanto orden en sus calles, ni en sus edificios. Aquí se empiezan a mezclar edificios modernos con otros de más antigüedad, pero con igual encanto. Si bien la arquitectura de esta zona es más heterogénea, sus gentes también lo son. El Downtown comprende, entre otras, las zonas de Soho, Noho, Nolita, Chinatown, Little Italy y la zona financiera, el World Trade Center, con su zona cero incluída. De ahí la mezcla racial tan importante que hay, ya de por sí existente en la zona central de Manhattan, pero de manera mucho más notable.

Ya con la lección bien aprendida me sentí muy newyorkino cuando cruzaba las calles el primero, aun estando en rojo, pues es lo que se hace aquí. Por supuesto siempre lo hacía mirando a ambos lados, tranquil@s. A medida que iba acercándome al sur iba encontrando multitud de tiendas, y por lo que se ve, todas van a cerrar, porque la mayoría tenían un descuento de hasta el 80%...

Según el mapa no me quedaba mucho para llegar al parque del City Hall (Ayuntamiento), pero caminaba y caminaba, y de verdad, no veía el fin. Después de un buen rato andando me detuve un momento en un escalón de un parque, que para mi fue como el mejor de los sofás. Ahí, tras un rato buscando la calle Fulton, me doy cuenta de que aún me faltaba muchísimo camino por recorrer... Tiene que haber algún fallo de proporciones en el mapa que tengo, pues no es normal la panzá de andar que me he pegao hoy...

Las calles de esta zona tenían un encanto especial. Podías ver como las escaleras de incendio adornaban literalmente las fachadas de los edificios, de mil colores todos ellos. Marrones, blancos, de cristal, incluso amarillos! Se respiraba un ambiente diferente. Aquí la gente sí que te miraba a los ojos, y parecían decir "Sí, aquí no hay tanto glamour como en Time Square, pero aquí es donde vivo". Un lugar con muchísimo que ofrecer.

Ya acercándome al distrito financiero me detuve a fumar un piti en una plaza bastante grande, desde la que se veían los juzgados.


Estuve sentado un rato, porque ya en este punto tenía un dolor de pies considerable, y lo peor estaría por llegar...

Seguí mi camino atravesando Tribeca, otra zona muy interesante cerca de Soho, aunque con características parecidas. Dejé Chinatown a mi izquierda, porque quería regresar por ese camino, para verla con detenimiento.

Por fin llegué al final, al sur de la isla. Ya sólo me quedaba pasear por allí un rato, disfrutar de sus postales vivientes, y hacer alguna que otra fotografía interesante. Di un par de vueltas al parque del City Hall, me perdí un par de veces para encontrar la zona cero, y luego bajé por la calle Fulton al puerto, un sitio realmente bonito.

Esto es la Zona Cero, donde cayeron las Twin Towers. Detrás de esas vayas azules está el gran socabón, y la cosa va para largo, porque al parecer hay mucho politiqueo en el asunto, y no hay manera de que se pongan de acuerdo en qué van a montar ahí.



Aquel puerto me recordó mucho al del Maremagnum de Barcelona. Muchos restaurantes con vistas al río Hudson, tiendas de souvenirs, y barcos, por supuesto.

Al fondo encontré una pareja a la que le pedí que me hicieran el favor de tomarme una fotografía.

La verdad es que se echa de menos un buen dedo que sepa disparar bien una cámara... pero bueno, qué le vamos a hacer, los pobres hacen lo que pueden y me sacan del apuro. Después de devolverles el favor tomándole yo en este caso un par de fotografías para el recuerdo, disparé otro par de veces para mi.





Otro de los motivos por los que tomé la dirección del puerto era porque sabía que por allí cerca se encontraba la exposición "Bodies". A algunos os sonará... Es esa en la que se muestran cuerpos reales, con sus músculos, huesos, y todo tipo de órganos vitales. Lo sobrecogedor es que se trata de cuerpos reales. Impresiona un poco, pero merece la pena. No dispongo de fotografías porque me prohibieron hacerlas...

Bien, una vez había pateado todo el Downtown, el centro financiero y demás historias, tenía claro que iba a volver a casa atravesando Chinatown, para seguir esta tarde noche por la zona del centro. Lo bueno de viajar solo es que puedes cambiar tus decisiones sobre la marcha sin tener que dar explicaciones :). A lo lejos vi el puente de Brooklyn... y no me quedó más remedio que aventurarme a cruzarlo. Tenía varios factores en mi contra: Me meaba desde que era chico y empezaba a tener hambre. El puente es bastante más largo de lo que parece, y la media hora no te la quita nadie, a paso rapidito. Me la jugué al voy sí o sí, y salió sí.

Tenía que darme prisa, pues quería matar dos pájaros de un tiro: mear en el sitio en el que fuera a comer. Esto es así porque está muy mal visto entrar a mear a un sitio en el que no vas a consumir. Hay sitios en los que no pasa nada, pero a mi ya me han llamado la atención un par de veces.

Por muy rápido que quisiese ir, el puente de Brooklyn, paralelo al de Manhattan, tiene un inconveniente común a todos los puentes: hasta la mitad todo es cuesta arriba. Sí, no se trata de una cuesta muy pronunciada, pero lo suficiente como para que estés deseando llegar a la mitad. Es curioso, porque en lo que sería la zona central del puente hay muchos bancos para sentarse. Se ve que no soy ni el primero ni el último que va arrastrando el hígado por el puente.

Con prisa o sin ella, estando en el puente de Brooklyn todo lo que ves es digno de ser admirado y fotografiado. Dejo detrás un skyline formado por un buen número de rascacielos, a mi izquierda un puente de Manhattan que parece competir con el de Brooklyn, a mi derecha el río Hudson perdiéndose en la inmensidad del océano, y por delante, un Brooklyn que se mostraba desafiante, pero que luego resultó ser uno de los sitios más carismáticos en los que he estado en mi vida.

Ya que estaba allí, meándome o no, quise tomar varias instantáneas del puente por el que caminaba. De estas alguna va para mi salón!






Una vez terminé de cruzar el puente (y menos mal), tuve que andar otro buen rato hasta llegar a la zona con movimiento de Brooklyn, ya que las primeras manzanas son escuelas, edificios de oficinas, y fábricas, por cuyas calles transita muy poca gente.

Brooklyn es un barrio principalmente de gente negra. Esto no quiere decir que no haya blancos, amarillos y del color que sea, pero casi siempre predominan las personas negras. Te encuentras con el típico negro con chaqueta de cuero y mil complementos brillantes, son realmente muy curiosos y te das cuenta de que las películas a veces cuentan más verdad de la que pensamos.

Por fin encontré el sitio adecuado para mis quehaceres. Se trata de una hamburguesería (cómo no) perteneciente a una cadena, tipo Burger King, pero con algo más de tradición y sabor. Pedí algo de comer y tras la meada oportuna, permanecí sentado en la mesa un rato leyendo mi guía, y de paso descansaba un poco, que a todo esto venía desde la 5º Avenida andando... eso es poco más o menos como ir de Los Bermejales al parque del Alamillo andando, no exajero. Además los callos y rozaduras que tengo dan fe de ello :). Lo malo/bueno de viajar solo es que no tienes a nadie a quien quejarte de que te duelen los pies, jaja.

Brooklyn es un caos, todo el mundo va a su puta bola, hay coches en las calles con música a más volumen del permitido (y la policía pasa un webazo), y cada dos por tres hay un atropello. Mola :).



Estas son algunas fotografías del centro de Brooklyn, y la verdad es que mola un montón. Es un sitio "diferente", simplemente. Eso sí, carismático al 100%. Sus calles de tienen siempre con la mirada de un lado a otro. Parece que todo está dispuesto de manera que no puedas fijar la mirada en un punto en el suelo para no tropezar. De ahí que casi tropiece en un par de veces... y además yo soy de llevar las manos en los bolsillos, con lo cual diría que sigo conservando la boca de milagro :P.

Después guardé la cámara y me dediqué a pasear libremente por aquella zona, perdiéndome si hacía falta, y de hecho así fue. Me perdí a conciencia y disfruté muchísimo de sus calles y sus gentes.

Una vez había visto lo que quería ver tomé una decisión acertadísima: Volver en taxi. Los hebreos sabían de antemano que yo no me volvía andando otra vez ni por un trabajo fijo en Sevilla. Es curioso el tema de los taxis: todos llevan una pantalla táctil en el asiento trasero en la que puedes ir toqueteando para ver donde estás, donde vás, y donde has estado (Back to the future???). No, ya en serio, tienes un GPS y te va indicando por donde vas, de manera que el taxista no puede timarte. A la hora de conseguir un taxi el procedimiento pasa por levantar la mano y esperar. No es como en España, que ves un taxi, levantas la mano, el taxista te ve, y finalmente te recoge. Aquí hay tal cantidad de taxis en circulación que levantar la mano a uno en concreto es absurdo. Aquí se levanta la mano, y si tienes suerte en poco tiempo te para un taxi, pero si no, como es la mayoría de los casos, te puedes pasar varios minutos con la mano levantada esperando que uno libre te vea a ti y no a los otras decenas de personas que quieren coger uno. Lo que se ve en las pelis de que uno levanta la mano y dice "Taxi!!", eso yo, lo que es yo, no lo he visto todavía.

Le pedí al taxista que me llevara al New Museum, un sitio al que tenía ganas de ir, por su diseño y vanguardia, y por estar muy cerca de Chinatown, con lo cual mataba dos gorriones de un tiro. Después de 20 minutos, debido al tráfico, y de 17 dólares (propina incluida) llegué al New Museum.





Veamos, este museo es considerado como uno de los pocos sitios en los que tiene cabida este tipo de arte. ¿Que qué tipo de arte es? Pues ese tipo de arte que roza la verdadera bazofia incomprensible. Tengo que reconocer que incluso para mi mismo, en su interior he visto algunas obras que me han parecido más una muestra de valentía y doscojonismo que de arte propiamente dicho. Y digo valor porque hay que tener los huevos muy bien puestos para exponer algunas de las cosas que he visto hoy. Siento ser tan radical, pero aunque sea muy abierto de mente, hay cosas que no tienen justificación (al menos para mi). Desgraciadamente no he podido tomar fotografías de las galerías porque este museo lo frecuenta muy poca gente, y los guardas están muy pendientes de que no se te ocurra desenfundar la cámara. Tampoco os perdéis mucho. De hecho yo lo he visto entero en menos de 45 minutos.

Bien, ya un poco recuperado del cansancio, me dirigí a Chinatown, de la cual podéis ver parte en las siguientes fotografías.





Chinatown consta de bastantes calles que se entrecruzan, y que cada vez está comiéndole más terreno a la zona de Little Italy (pizzerías y rollos italianos), la cual ahora comprende un par de calles, casi literalmente. ¿Y qué es Chinatown? Pues bien, en este caso se trata de una zona residencial y comercial, compuesta principalmente por chinos, evidentemente. Aquí viven y venden, como quien dice. Hay todo tipo de tiendas: iluminación, electrónica, complementos, y todo petado de falsificaciones a muy buen precio. Hay quien dice que de vez en cuando te proponen ir a un piso oculto y te enseñan cosas no tan falsas, a muy buen precio también (robadas), pero no fue mi caso. Supongo que no me vieron con mucha pinta de comprar un Rolex o un bolso de Gucci.

Chinatown no está mal, pero sinceramente, tampoco me ha parecido una maravilla. Si ha tenido algo interesante ha sido que algunas de sus zonas me ha recordado a alguna que otra escena de una de mis pelis preferidas: Blade Runner.

Por esta zona se puede comer realmente barato y con cierta calidad, aunque como ya comí en Brooklyn tendré que dejar el pato al horno para otro día.

Después de no se cuántas horas de pateo y visita al más puro estilo guiri, pero disfrutando a no poder más, eso sí, me dispuse a tirar para el hotel a soltar algo de lastre intestinal y a descansar un poco, pues de esta noche no podía pasar que subiera al Top of the Rock, el hermano gemelo del Empire State cuando se trata de ver toda la ciudad desde el aire.

Una vez terminados mis quehaceres en el hotel me planté en la 49th: Rockefeller Center. Es un sitio muy interesante con una decoración muy llamativa. Además dispone de una pista de patinaje sobre hielo en la parte trasera del complejo.

Es aquí donde vería por primera vez desde el aire un Manhattan encendido para mi. Puedo decir que ha sido una de las cosas más impresionantes que he visto en mucho tiempo, y de hecho me he pasado un buen rato sentado en el mirador admirando la Ciudad que nunca duerme. Allí solo, ante la inmensidad de cemento y luz, he tenido un momento un poco nostálgico, pero no me ha quedado más remedio que autochasquear yo mismo los dedos para seguir adelante con mi aventura. Si tuviera que resumir qué ha sido ver Manhattan en estas condiciones de luz y altura, diría que jamás hubiera imaginado que tantísimo cemento y ladrillo pudieran despertar en mi tanta admiración. Se trata de una obra maestra de disposición, iluminación y la gran carga emocional que tiene esta aventura para mi. Un 10 para Top of the Rock.

Como anécdota curiosa de la noche diré que cuando me disponía a salir del edificio, esperando el ascensor que me devolvería sano y salvo a tierra firme, la chica de seguridad que se encargaba de controlar el ascensor se dirigió a mi de repente y entabló una conversación conmigo:

Eh tú, ven aquí... - me dijo

Yo claro, pensando que ya la había liado o algo, y que me iba a caer una bronca... Total que me acerco a ella un poco cabizbajo y espero que me suelte la bronca...

Me gusta tu forma de vestir - me dijo con una sonrisilla y mirandome de arriba a abajo

Me quedo un poco perplejo y le digo que bueno, tampoco era para tanto...

Pues yo te veo genial, me gusta esa combinación de la chaqueta con el jersey de rayas, al igual que tus vaqueros... - me dice mientras continúa mirandome de arriba a abajo.

Yo ya no sabía qué decir, así que dije "all I can say is thank you..."

En ese momento llegaba el ascensor y me despedí de ella. Y digo yo, ¿es que acaso tiene uno que recorrer miles de kilómetros para que le suelten un piropo????", tiene cojones...jajaja.

Os dejo con las vistas de la ciudad:








Y bueno, con esto termina mi crónica de hoy... no sin antes decir que el día de hoy ha sido particularmente especial, pues me eché a la calle sabiendo que iba a dedicar un 15% de mi tiempo a la guía de viaje, y un 85% a disfrutar de la ciudad dejándome guiar por mi intuición y mi poca orientación. He disfrutado muchísimo y cada día que pasa me alegro más de haberme embarcado en esta aventura solitaria en cuerpo, pero abarrotada en alma.

Ahora bajaré a echar el último piti, que viene coincidiendo con el final de la crónica diaria, y después toca dormir otro rato, que mañana empieza la cuenta atrás...

Buenas noches a tod@s!!

P.D: Que sepáis que leo con detenimiento todos vuestros comentarios, y que aunque no haga alusiones a los mismos en los posts que escribo aquí, los tengo muy presentes. Muchas gracias chic@s!!!! Sin vosotr@s esto no sería posible :).


4 comentarios:

  1. Lourdes

    ¡Hola Ruben!

    Por fin te leo y sé de ti... Bueno, la verdad es que Jesús sí ha entrado varias veces en el Blog y, aunque no te haya hecho ningún comentario, te ha seguido todos estos días y me ha ido informando. Acabo de leer todas tus crónicas (de principio a fin, que lo sepas) y me alegra enormemente comprobar lo mucho que estás disfrutando de este gran viaje. ¡Qué bien lo narras todo! ¿No te habrás equivocado de profesión? Ja, Ja, Ja.

    La verdad es que me siento muy identificada contigo en muchos de esos momentos, he vuelto a revivir algunas sensaciones y recuerdos con tus relatos, pues como sabes yo también visité en su momento la Gran Manzana y para mí fue una experiencia única e inolvidable (ya te confesé que en mi vida hay un antes y un después de estar allí).

    Las fotos son preciosas (no esperaba menos de ti), imagino que tendrás muchas más que ya veremos cuando vuelvas y, bueno, para no enrollarme mucho más, hacerte dos recomendaciones (y no quiero parecerme a quien tú ya sabes... Ja, Ja, Ja): no dejes de ir el domingo a esa Misa Gospel en Harlem y, si tanto te ha gustado la ciudad de noche, visita el Hotel Marriott, en Times Square, que tiene un restaurante panorámico en una de sus últimas plantas y es una pasada (la planta gira sobre sí misma, impresionante). Si te apetece, también puedes cenar allí... El buffet no es nada del otro mundo pero está bien de precio. De todas formas, merece la pena subir aunque no te tomes nada. Ah! Y tampoco te pierdas algún musical en Broadway. Yo estuve en el famoso Radio City Hall y mereció la pena sólo por entrar en ese espectacular teatro.

    En fin... Que me alegro mucho de que te lo estés pasando tan bien. Sigue disfrutando de esa recta final, ¡no fumes tanto! (sabes que lo mío es reñir... Ja, Ja, Ja) y ten cuidaditoooo. Jesús te envía un abrazo fuerte y mil besos de mi parte. ¡Hasta pronto!

     
  2. Chelo

    Hola Rubén!
    Por lo visto nos hemos puesto de acuerdo pa escribirte. A que es algo impresionante, te lo dije! (como me gusta decir esto después de escucharlo tantos años)Jamás olvidas la primera vez que ves Manhatan y en cuanto a la gente, es verdad que quieren agradar o al menos esa fue mi sensación.
    Me alegro que lo estés disfrutando y que compartas con nosotros tus fotos y tu narración, qué bien escribes! como observarás yos soy de ciencias puras.
    Jose te manda un saludo y ya sabes qeu tenemos pendiente la cervecita/s.
    Sigue disfrutando a tope y si puedes monta en helicóptero, es una pasada.

     
  3. auxita

    Hola guapíjimo!!!
    No sabes cuánto me alegro de que estés tan alegre, jeje. Noto en tus crónicas que estás disfrutando con un cochino en un charco. En parte, también me das una miajilla de envidia: poder perderte solito, decidir tú solo las cosas...
    Bueno, chavea, que te lo psase mubien, como hasta ahora.

    P.D.: esto de tener algo intereasante para leer todos los dias es guay. Lo malo va a ser cuándo vuelvas. Es como acabar un libro que nunca quieres que acabes... Te vas a tener que ir más veces, jaja.

     
  4. Neliditaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    Rubén!!!!!!Qué fotos más bonitas!!!Veo que te has dado una buena palizilla y que lo has visto casi todo!!!
    La verdad es que la ciudad da mucho juego y la gente es muy muy agradable!! Creo que has elegido el destino perfecto!!!!!

    Ahhhhhh!!!! Veo que has ido a lo de los 100 montaditos!!! jajajajaja. Pechada de comer!!!! Te perdiste la tarta de queso!! jajajajaja.

    Bueno guapito, hablamos pronto y me lo cuentas todo todo!!!

    Un bsitooooooooooo

     

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